Perito calígrafo vs. grafólogo

Como solemos decir habitualmente, confundir a un perito calígrafo con un grafólogo es como casi como confundir a un astrónomo con un astrólogo. Quizá sea pasarnos un poco. Después de todo, un buen perito calígrafo estará mejor preparado si tiene algunas nociones de grafología. ¿Pero qué son estas dos ramas de estudios derivados de la escritura? Quédate conmigo, te lo cuento en las próximas líneas.

Para empezar, hay que tener claro qué es cada cosa. La pericia caligráfica judicial, caligrafía forense o grafoscopia es una ciencia que sirve para determinar la autoría de letras, firmas, símbolos y, en general, trazos efectuados por una misma persona. A través del estudio de los movimientos que sigue una mano al escribir, se pueden establecer unas medidas de confección que un determinado individuo sigue siempre al plasmar los trazos sobre un papel. Esto se realiza a través de un cotejo de documentos indubitados con los dubitados que pudieran existir. Se realizan así todo tipo de medidas, observaciones y complejos estudios a través del adecuado material de laboratorio para extraer las pautas que una persona ejecuta (ya sea consciente o inconscientemente) al escribir. Por tanto, la pericia caligráfica es una ciencia que se puede contrastar e investigar.

¿Qué es, pues, la grafología? Se trata de una pseudociencia cuyo objeto es determinar y examinar la personalidad de alguien a través de los rasgos que presenta su escritura. No se puede considerar la grafología como una ciencia, ya que todavía no ha logrado superar todos los estudios empíricos a los que se ha sometido. Quizá sea cuestión de tiempo, quizá no. Pero si tenemos en cuenta que el brazo no es sino el mero ejecutor del cerebro, bien podría llegar a considerarse que parte de nuestra personalidad queda plasmada en nuestra caligrafía. Así, nuestra letra va evolucionando a lo largo de toda nuestra vida, igual que nosotros mismos.

El cerebro es el que escribe

Si bien (normalmente) plasmamos nuestros manuscritos con la mano, es el cerebro el que ordena ejecutar la acción. Podemos comprobar que, en realidad, es nuestro cerebro el que escribe cuando hacemos una simple prueba: ya intentes redactar el texto que elijas con una mano, con otra, con la boca o con el pie, habrá gestos y detalles que siempre repitas. Pero es otra historia y será contada en otra ocasión.

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