La falsificación documental de Amélie Poulain


Si has visto Amélie, la película de 2001 de Jean-Pierre Jeunet, sabrás que es una película llena de color, simbolismo y… magia. Es una película hecha para los soñadores. Amélie Poulain, una joven francesa residente en el barrio bohemio de Montmartre es una de ellas, y decide utilizar sus recursos para hacer un poquito más felices las vidas de los demás. Aunque para ello tenga que realizar pequeñas fechorías, como robarle el gnomo de jardín a su padre. Incluso algún delito que otro. Un pequeño allanamiento de morada por allí, una falsificación documental por allá. ¿Cómo? ¿Un documento falsificado en esta poética película?

En cierto momento de la trama, Amélie, desde la bondad de su corazón, siente lástima de la portera de su bloque de pisos, la Madeleine Wallace y se anima a hacerle llegar una carta de su difunto marido. En la película se deja caer que el señor era un pieza y un sinvergüenza, pero la melancolía de la señora Wallace es tal que Amélie tiene que hacer algo. Para ello «toma prestada» la correspondencia del caradura y la destroza. Así, como suena. Con ellas hace un collage, utilizando las propias palabras escritas por el señor, y crea una nueva carta en la que declara su amor incondicional por su mujer. Al más puro estilo de las mensajes anónimos de los psicópatas.

Traviesilla…

Para que no se noten las marcas de los recortes, hace una copia a color. Y para rematar su trabajo lo pasa por una solución con tinte y pintura para envejecer el papel. Para terminar, lo deja colgado de una cuerda para que se seque. Buen trabajo, Amélie. NO. Si la vecina no hubiera estado tan deseosa de leer aquellas palabras, se hubiera dado cuenta de múltiples aberraciones.

El documento falsificado de Amélie

Para empezar, en la copia quedarían rastros de los recortes, por lo que habría que pasarlo por un programa de edición de imagen y tener mucha maña con el Photoshop. De no ser así, un buen perito calígrafo y documental se hubiera dado cuenta del gazapo. Otro error a tener en cuenta son las marcas de las pinzas con las que cuelga la carta. Se pueden disimular, pero algo quedaría. Otra pista para el perito. Además, el papel, por muy envejecido que esté, no hubiera pasado un test de antigüedad. Al margen de que no se puede disimular un envejecimiento de tantos años en tan poco tiempo. Ay, Amélie. Pillina.

¿Hay más pruebas de que se trata de una falsedad documental? Sí. Se puede envejecer el papel, pero la tinta, al tratarse de una copia, no envejecería igual. Es más, la tinta impresa se comporta de manera muy diferente a la tinta líquida o en gel (o ferrosa, hace años) de los bolígrafos que solemos utilizar.

Cuidado con estas cosas. En la película no deja de ser un acto sin maldad ni finalidad interesada, pero para el Derecho penal se trata de un delito muy grave. ¿Crees que han podido falsificar un documento importante para ti? Manipulaciones, raspados, borrados, añadidos… La falsificación documental es un campo muy amplio. Ponte en contacto con nosotros y te ofreceremos presupuesto sin compromiso.

Y si todavía no has visto Amélie, no esperes más. Es una película maravillosa y muy cuqui. Y con algún delito que otro.