La sociedad ya está ocupada con otros temas más importantes que la debacle del máster de Cristina Cifuentes. Pero ya que muchos me habéis preguntado al respecto, voy a escribir unas líneas. No me suelo meter en política y esta vez no va a ser una excepción. Así que al margen de lo que haya podido hacer o dejar de hacer esta señora, ese aspecto se lo dejamos a gente con más tiempo libre. Lo que sí me atañe es lo que se refiere a mi profesión, así que vamos a ello. Al lío.
¿Estaban las firmas del máster de Cifuentes falsificadas?
Respondiendo a una de las preguntas que más he oído estos días: no tengo ni idea de si las firmas del acta del máster de Cristina Cifuentes están falsificadas o no. ¿Y eso por qué? Para saber si una firma no se ha ejecutado por su supuesto autor se requieren firmas indubitadas de procedencia incuestionable para poder realizar un elaborado estudio comparativo. Eso para empezar. Luego necesitaremos realizar todo un análisis que lleva cuantiosas horas de trabajo a través de un método científico, técnico y visual que es tan complejo como laborioso. Es decir, que por mucha experiencia que se tenga, no se puede mirar las firmas dos minutos y salir por la televisión diciendo que están falsificadas simplemente porque no se parecen en nada a las firmas indubitadas. Uf, no.
De ahí la gravedad del asunto de lo que se ha visto estos días en los medios informativos. Primero, ¿esos medios tenían en su poder firmas indubitadas de naturaleza incuestionable? Lo dudo bastante. Y si las tenían, puede que la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal esté deseando de salir a jugar. El simple hecho de afirmar algo tan serio sin pruebas clama al cielo. Los reporteros no deberían tener carta blanca al informar, tirando balones fuera. Y eso lo digo también como periodista.
Y luego está el hecho de que se limiten a mirar las firmas durante unos segundos y asegurar tajantemente que las firmas están falsificadas porque «son muy diferentes». ¿Cómo? ¿Acaso tienen superpoderes? Si esa afirmación no viene de un perito calígrafo, tiene credibilidad nula. Es más, ese profesional tiene que haber llevado a cabo un gran número de estudios que avalen el resultado. Nadie puede asegurar sin más que una firma pertenece o no a su autor con un solo vistazo. Así que, cuidado: no te creas lo primero que lees o escuchas.
Antes de liarla, acude a un profesional
Eso sí, ha habido medios que se lo han tomado en serio y han contratado los servicios de un perito calígrafo para que les sacara de dudas. Así es como hay que obrar en estos casos. Investigación y fuentes. Si tú también crees necesitar a un experto en firmas y letras, estaremos encantados de atenderte a resolver tus dudas.